¿Os imagináis un mejor regalo de Navidad que un anillo de compromiso?. Así fue como a Paloma le pidió matrimonio su novio Álvaro, quien muy hábilmente lo escondió en el interior de un huevo kinder de chocolate, y como al propio chocolate, ¡no se pudo resistir!.
Paloma y Álvaro se conocieron en un concierto de Crystal Fighters, en un Festival de Música, y surgió la chispa. Después de un tiempo saliendo y una navideña propuesta matrimonial, se dieron el “sí quiero” casi seis meses más tarde en Madrid. Ella es diseñadora y él analista, como agua para chocolate.
Como reza un viejo refrán, «si quieres que algo salga perfecto hazlo tu mismo», y bajo esta máxima, con la que estoy de acuerdo, se rigió la boda de este post.
Paloma, responsable de complementos de Pedro del Hierro “tenía claro que no era una novia ni boho, ni romántica, ni clásica. Buscaba un vestido de novia moderno, dejando atrás las puntillas, encajes y la idea de apliques en hombros o grandes escotes en espalda. Por supuesto, no caer en la moda del volante y verme en 20 años horrorizada como le pasa a la gente de los 80 y las hombreras”, nos cuenta.
Al ser diseñadora, entiende muy bien el proceso de confección de un vestido y sobretodo aprecia la calidad: «Es una suerte trabajar en moda, te permite entender rápidamente una idea, ver un dibujo y sobre todo poder contar con una gran amiga con unas manos maravillosas que te permite, antes de cortar ningún tejido, verte con una toile«. Así que, con ayuda de su amiga Cristina, diseñó su propio vestido de novia.
Fue un trabajo en equipo. “Priorizamos el trabajo en el escote y pecho en un material noble como el mikado”. Así que de esa idea inicial, y después de mucho trabajo, surgió un vestido de una pieza con talle alto en color blanco roto con falda en gasa de seda.
Se añadió una lazada en pecho y escote, con un solo tirante y cola pronunciada de forma redondeada y con un velo en tul de seda. Para el calzado, la novia no delegó en ninguna firma, lució dos pares de sandalias que diseñó ella misma.
Paloma confió el peinado y maquillaje a Raquel Álvarez para asistirla en este día tan especial. Las joyas que lució pertenecen a su ajuar familiar.
María Salazar, archi conocida por sus estilosas composiciones florales y coronas, se encargó de toda la decoración floras. Y no es porque María fuera prima de la novia ni porque sea super amiga mía, sino porque ella boda -absolutamente- todo lo que hace.
El lugar elegido para la ceremonia religiosa fue la Ermita Nuestra Señora del Carmen, en el Plantío de Madrid. Un lugar con mucho encanto de fachada blanca con un pequeño campanario, muy parecido a las antiguas Iglesias y edificios de estilo revival español, que hay en el Oeste de EEUU y algunos países de Sudamérica.
La boda tenía un evidente leif motiv, México, país de origen de Paloma y su familia. El cortejo iba vestido de la firma de moda infantil Teresa y Leticia, con unos preciosos fajínes bordados a mano en México, de lo que se encargaron las tías de Paloma que viven allí.
No os sorprenderá que la novia diseñara también sus propias invitaciones de boda, ¿verdad?. Contó para ello con la empresa de su madre y hermanas Alternativa Decor, que se encargó de elaborarlas, como también de la decoración integral del evento.
La celebración tuvo lugar en casa de la abuela de la novia, a las afueras de Madrid y el catering lo ofreció el Hotel Velázquez.
El primer baile de recién casados fue con la pista «Creep» del grupo de rock alternativo británico Radiohead. Todo el mundo estaba emocionado.
No faltaron momentos especiales para Álvaro y Paloma, como las palabras de la madre de la novia y los amigos, el momento en el que Paloma le dio su ramo a su hermana, o los bailes con los mariachis, que cantaron rancheras en honor a la novia.
De la música del baile se encargó Niño Fixo, conocido por mezclar temas y toques indies, además es conocido porque hace un show genial, baila mientras canta y pincha. «Queríamos que todo el mundo bailase desde el primer momento independientemente de la edad y gusto musical», nos cuentan ellos.
Alvaro y Paloma han viajado muchísimo y tienen amigos por todo el mundo, quienes no dudaron en coger un avión desde Nueva York o México para acompañarles en un día tan importante y único para ellos. El resultado fue una celebración divertidísima y a todo color donde bailaron hasta altas horas de la madrugada.
Para capturar tanta alegría, color y belleza contaron con la fotógrafa de bodas Elena Bau que ha captado la esencia de los novios.
¡Brindemos con tequila por ellos!
Un abrazo, Ana.
Nos ha encantado! una boda con mucho encanto y unos fotones los de Elena.
Me alegro mucho. Desde luego, Elena es una de las mejores fotógrafas que conozco. Maravillosa.