No te pierdas la bonita boda de Cristina y Joaquín. El sueño de una noche de verano en un castillo en la capital de nuestro país, Madrid.
Cristina y Joaquín se conocieron en el colegio, aunque no fue hasta la universidad donde comenzaron a salir. 9 años más tarde decidieron dar el gran paso.
Para un día tan especial, Cristina escogió a Oliver Martínez quien realizó un recogido bajo desenfadado, retirando todo el pelo de la cara para que la novia pudiese lucir su preciosa sonrisa. Javier Montenegro fue el artífice del maquillaje de Cristina, con el que consiguió que brillase con luz propia, ¡estaba radiante!
Cristina no lo dudó un momento y eligió un precioso vestido de Navascués fabricado en seda de georgette con mucho movimiento. Se trataba de un vestido de manga corta con vuelo y en la espalda lucía un escote en «V» aderezado, al igual que la cintura, con flores de color rosa palo.
La falda estaba compuesta por 3 capas: la capa superior era blanca y abierta dejando entrever la siguiente rosada y la última una capa blanca. Una maravilla.
Para Cristina los complementos fueron una pieza fundamental de su look, por ello no dudó en lucir todo aquello que le gustase y a la vez tuviese un significado especial para ella. Escogió unas sencillas alianzas de color oro amarillo regalo de sus hermanas y su sobrino, además del anillo de compromiso que le regaló Joaquín y una alianza de oro blanco y diamantes de Yanes.
Sin olvidar, la alianza de compromiso regalo de sus suegros de Joyería Pérez. Mención especial a los espectaculares pendientes engarzados con brillantes y coral blanco de Germán Joyero, regalo de sus padres y hermana el día de la pedida.
Para acabar el look escogió unas sandalias doradas con plataforma y un altísimo tacón de River Island. Una novia de altura, de eso no hay duda.
La novia quiso llevar un ramo romántico y delicado combinando peonías blancas y rosas, una idea que elaboraron a la perfección las profesionales de Margarita se llama mi amor.
Contrajeron matrimonio en la Iglesia del Espíritu Santo, una magestuosa Iglesia situada en el centro de Madrid. Verderon Eventos se encargó con mucho gusto de la decoración teniendo en cuenta las preferencias de los novios, algo sencillo pero con un toque personal. Colocaron lilium en el altar y dos árboles para enmarcar la entrada a la Iglesia.
La celebración tuvo lugar en el precioso Castillo de Viñuelas, concretamente en el rústico pabellón de caza. Celebrar una boda en un castillo ya es de por sí especial pero además este destaca por sus magníficos jardines y sus amplios salones con grandiosas cúpulas de ladrillo.
Antes de que se fuera la luz, los novios tuvieron tiempo para aprovechar las últimas horas de sol y tomar estas preciosas instantáneas de Click 10 en plena naturaleza. Naturales, entreñables, con un punto romántico y, por supuesto, preciosas.
La decoración floral de The Flower Power, dulcificó el estilo rural del salón convirtiéndolo en un grandioso jardín. El resto de la decoración fue a cargo de Cashmere Decoración, quienes consiguieron que cada detalle fuese especial.
El salón se tranformó en un colorido jardín gracias a la iluminación de Budimusic, consiguiendo crear un ambiente único como de una noche de verano con el juego de luces.
Del catering se encargó Aldovea resultando ser todo un éxito. Si hay que destacar algo sería la tarta árabe con la que fueron deleitados todos los invitados.
La cena comenzó a tocar su fin, dejando paso a uno de los momentos más emocionantes de la boda, como la entrega del ramo a la hermana y a la tía de la novia.
Como podéis comprobar, gracias a Raúl Romero Martín, Cristina puso su boda en manos de los mejores proveedores.
Y tras los ramos, comenzó el baile, las risas, los brindis y alguna que otra foto censurada con la que los novios, a buen recaudo, se reirán toda la vida.
Un besote, Ana.
