El Gran Casino de Madrid organizó un velada en petit comité a la que no falté. Descubre la noche y el espectacular palacete a través de mis líneas.
De entre cientos de correos electrónicos destacaba uno, la invitación a cenar en el Gran Casino de Madrid. Había estado, hace más de 10 años, en las copas de la boda del hermano mayor de uno de mis mejores amigos. Pero la cena, la cena se me había escapado.
Ya metidos en julio con la capital medio desierta contesté «sí» sin ni siquiera pensármelo dos veces, sin mirar la agenda que es peor. Y según se acercaba la fecha, comenzaban a escribirme mis amigos del sector.
-«¿Tú vas?» Me preguntaban.
– «No me lo pierdo» Respondía yo.
Y ya no solo se trataba del Gran Casino de Madrid, sino del anfitrión tímido que se encontraba tras la invitación. El Catering de Paco Roncero (contratable a nivel mundial) levantó el telón con un aperitivo de órdago. Huerto de verduritas y filipinos de chocolate blanco y queso, ¿alguien da más?
A pesar de que el Gran Casino de Madrid puede albergar hasta a 500 comensales en su bodas, aquel día entre unos y otros no llegábamos a 30, por lo que la velada se hizo muy personal y cercana.
Y recorrimos el palacete como si fuera un museo. Foto por aquí, foto por allá, foto de grupo, foto a las lámparas… Sus salones, no se merecían menos.
Aquel día hacía un calor infernal así que escogí para la ocasión cuerpo y falda midi de Massimo Dutti y cartera de mi amiguísima Carla Rojo Casado a doc y a juego con mis sandalias. Yo feliz, como siempre.
Tras un tour en el que un par de veces varias nos quedamos rezagadas, por fin llegamos al Salón Real, donde finalmente cenamos. Allí nos esperaba un grupo acústico de gitarra en directo y una mesa decorada por Brumalis para quitar el hipo, que no el hambre.
Mira que yo soy clasicona para comer, cada vez menos para esto y otras tantas cosas, pero me porté fenomenal, como diría mi madre. El menú de boda moderno/transgresor/actual (llámalo como quieras) me encantó.
Solo me queda probar su restaurante, y ya os contaré.
Un besote, Ana.
Qué maravilla de reportaje, bueno como todos los que haces, y qué preciosa y elegante estás, también como siempre 😀
Un verdadero placer leer el post. Muchos besos!!!!!!!!!!!!!!!!!
El Casino es un palacete maravilloso y por lo que se ve habéis disfrutado de todo: buena mesa, buen decorado, una cena espectacular y unas fotos preciosas. Enhorabuena para todos los que lo habéis hecho posible!!!
Que bonito todo, que guapas todas y que delicia de platos (por lo menos lo que vemos)! Pena que no haya mas fotitos Ana! Un besito.