Viajar sin niños también es necesario

Una boda en Ibiza fue la razón. No podíamos faltar a esa cita, era una boda muy especial para nosotros y para todos nuestros amigos. Queríamos acompañar ese «sí quiero» tan bonito y valiente y brindar por los novios. Y esa boda se convirtió en la excusa. Les explicamos a los abuelos que «teníamos que ir» y lo entendieron. Quedarse con tres niños pequeños no es tan sencillo y sin embargo no lo dudaron.

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La isla del buen rollo, las aguas cristalinas y los atardeceres de postal fue la elegida para pasar nuestro único fin de semana al año sin niños. Y qué bien sienta hacer eso de vez en cuando… el año pasado cuando Bárbara estaba ingresada en la uci, un hotel al lado del Hospital nos regaló una «noche de novios»… todavía hoy la recuerdo y sonrío. Cuánto nos ayudó a seguir luchando juntos a pie de incubadora.

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Volver a ser novios. Esa sensación que una olvida en el día a día. Despertarse sin prisa, reirnos juntos y hablar de nuestras cosas sin niños que nos cambien de tema. Poner la toalla en la playa y tumbarse durante una hora seguida a leer, descansar, guauu…. ¿eso lo hacía yo antes? lo había olvidado.

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Bañarse en aguas cristalinas. Tomar una sangría en la playa, y otra… Yo nunca bebo pero allí desconectada del mundo, de la prisa, relajada y feliz volví a ser la adolescente de 20 años que tomaba sangría sin importarle la hora.Y jugar a decir «10 cosas que nos gustan del otro». Se me ocurrían cientos. Y eso que en el día a día a veces me cuesta encontrar una.

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Echar de menos a los niños, llamarles y que te digan que se lo están pasando bomba y que no pueden ponerse. Y sonreir y colgar.

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Ver peces. Comer con los pies en la arena mientras en el txiringuito alguien toca un saxofón.

Y volver a mi restaurante preferido a comer paella en Cala Salada y pasar la tarde en esa cala que nos encanta, a estar los dos solos.

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Ver atardecer muy juntos. Y disfrutar de que el tiempo vaya despacio y de no tener obligaciones. En otra vida, fuimos así.

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Bailar rodeada de amigas, y morirme de risa con las ocurrencias de algunas y los cotilleos de otras. Y que mi marido aparezca de pronto y me susurre que me quiere.  Y que en medio de la boda aparezca Pocholo, el de verdad, y nos hagamos un selfie con él.

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Y ver a la «pareja del año» para todos los que les conocemos darse el sí quiero y pensar: cuánto tenemos que aprender de vosotros.

Llegar al hotel a las 5 de la mañana dando tumbos y cantando Enrique Iglesias. ¿Por qué este hombre hace canciones tan pegadizas?

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Gracias Ibiza. Qué facil ser feliz en un sitio tan especial…

Gracias abuelos. Mi madre el lunes se despertó llorando porque ya no estaban sus niños para ayudarle a hacer la casa y contarle historias desde primera hora. Qué suerte teneros y saber que no sólo cuidais a los niños, sino que también los disfrutáis.

Quieres saber cuáles son mis 5 lugares imprescindibles de la isla? Te los cuento todos en https://www.latitudamex.es/viajes-por-espana/cinco-planes-imprescindibles-en-ibiza/

0 comentarios en «Viajar sin niños también es necesario»

    • Me encanta que lo hagáis! A mi me cuest decir: vamos! Soy un poco adita a mis hijos y este año la boda en Ibiza nos ha obligado a ir sin los niños y la verdad ha sido maravilloso! Un beso y gracias Nuria

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  1. Hola Joana, nosotros hacemos lo mismo desde hace 2 años, sienta taaaan bien…
    Me puedes decir cuál es la cala de la foto q esta justo encima de la escalera de madera?

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    • Hola Vanesa

      Seguro que la conoces: Cala Conta! Es preciosa pero suele haber mucha gente. Otras dos que me encantan son Cala Tarida y Cala Saladeta.
      Un beso enorme, me encanta que también tengáis vuestros momentos de novios! Mua

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  2. Ay, Raquel, cuánto me ha gustado leerte porque me siento super identificada. Yo también creo que soy «adicta» a mis niñas y soy una mujer totalmente de día: no me gusta salir de noche, hace siglos que no bebo y lo que único que quiero es disfrutar de planes con mis hijos. A mi también me cuesta un mundo dejarles, tengo la absurda sensación de que si estoy un día sin ellos, es un día de su infancia que he perdido. La boda de este amigo en Ibiza fue la razón para irnos sin ellos, si no quizá no lo hubieramos hecho. Y una vez allí te das cuenta de lo maravilloso que es este respiro. Como bien dices tú, aunque sólo sea un día… no hace falta más. Un beso enorme y gracias por leerme

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