En este apartamento de Gotemburgo se respira vida en cada rincón. Las piezas más tendencia se entremezclan con otras más hogareñas, creando una atmósfera de lo más familiar, que invita a tirarte en el sofá o a sentarte en la mesa de la cocina y compartir un desayuno en buena compañía.
Es una casa de dos plantas con espacios diáfanos, totalmente abiertos, conectados y bien aprovechados. En la planta baja nos encontramos, nada más entrar, con la cocina y el comedor, en la planta superior, que es abuhardillada, están el dormitorio y un salón con diferentes ambientes (una zona de lectura, una zona de relax….). Y lo mejor de todo, una gran terraza por la que dejar pasar la luz del día y en donde hacer vida siempre y cuando el tiempo acompañe.
Los puntos fuertes de la decoración recaen sobre los coloridos estampados que encontramos en los textiles y los elementos de inspiración escandinava, como las sillas Charles Eames, los tonos blancos de la cocina y de la mayoría de muebles.