Un oasis amurallado de ‘charme’ francés en medio de un país de habla inglesa e influencias estadounidenses. Descubre los secretos de este rincón canadiense patrimonio de la humanidad.
Es la postal perfecta: murallas impecables, terrazas con flores, espacios verdes, un río apacible… Quebec es, a primera vista, la imagen ideal del Canadá que todo viajero sueña cuando cruza el Atlántico. Sólo faltan dos iconos nacionales para redondear la estampa: Celine Dion y unos alces remolones.
Pero, ¡voila!, debajo de esta apacible capa de historia y glorioso pasado, la vieja dama francófona atesora calles vivas e inquietas, ávidas de modernidad, con un número insólito de cafés, hoteles y tiendas cosmopolitas para una población de medio millón de habitantes.
Una pequeña boutique situada entre charcuterías y ferreterías retrata fielmente el espíritu de ese otro Quebec, el que late fuera del casco histórico y las tiendas de recuerods. Inaugurada en 1995, Myko Anna es la marca abanderada del neo-grunge en Canadá. Cualquier cantante, actor o escritor que se precie cuelga en su armario una de las chaquetas o vestidos de lana reciclada salidos del taller de Christiane Garant.
Con apenas 30 años, Christiane y su equipo son el paradigma de los nuevos quebecoises: jóvenes inquietos que, tras formarse en el Canadá de habla inglesa, renuncian a instalarse en Toronto o Montreal y vuelven a Quebec cargados de proyectos triunfadores. ¿Más ejemplos? Los hermanos Germain y su cadena de hoteles (con el Dominion 1912 al frente), o Carl Murray, el solicitado chef-propietario del Voo Doo Grill.
Apostar por Quebec está de moda. Barrios desahuciados hasta hace un lustro reviven hoy gracias a las camadas de jóvenes artistas, gurús puntocom y profesionales liberales que abren negocios, restauran edificios, organizan festivales y llenan las terrazas y restaurantes. Basta con salirse de la milla de oro turística y curiosear por la Rue Saint Joseph y la Avenue Cartier para palpar la explosión de vida. Como guinda, una parada en Le Café du Monde del viejo puerto o una cena en el novísimo restaurante Panache, en el Auberge Saint-Antoine.
Cuna de la civilización francesa en América del Norte y centro de un imperio que se extendía hasta Louisiana cuatro siglos después de su fundación, Quebec y el resto de la región francófona canadiense no se han desprendido ni un ápice de su espíritu galo, como lo subraya la omnipresente leyenda Je me souviens (Yo recuerdo) inscrita en camisetas, pegatinas y matrículas de coches. Pero la huella de la vieja Europa va más allá del idioma –el 95% de la población de Quebec habla francés–, los bistros y las calles empedradas, y llega a la misma relación de los quebequeses con Dios –católicos en un país de mayoría protestante– y su filosofía ante la vida: alegre y hedonista.
AIRE PURO
Quebec y su entorno son una invitación permanente a disfrutar de la naturaleza y sus explosiones de color, ya sea con los agradables 25 grados del verano o bajo las gélidas temperaturas del invierno.
EL RÍO La ciudad se mira en las aguas del río Saint Lawrence y le rinde pleitesía, especialmente en invierno, cuando se congela y se puede patinar en él.
ESQUÍ La nieve, que en Navidad lo cubre todo, no es sólo el motivo por el que abundan los tejados rojos (así las casas se distinguen mejor), sino el motor de una importante industria de deportes de invierno. Muchas pistas tienen iluminación nocturna.
CATARATAS Las espectaculares cascadas del parque Montmorency son una de las escapadas preferidas de los quebequeses. Su salto, 83 metros, es mayor que el del Niágara y en invierno se petrifica, convirtiéndose en una desafiante pared para la escalada.
ILLE D’ORLEANS Muy cerca de la urbe, esta isla es un microcosmos de sabores y tradiciones. Gran parte de los productos frescos que se consumen en Quebec proceden de aquí. Obligada la visita a las cabañas de azúcar para degustar el jarabe de arce.
NO TE PIERDAS
Date un paseo por sus rincones más seductores y degusta la exquisita gastronomía que te ofrece la ciudad. y si quieres comprar recuerdos originales, toma nota de estas tiendas.
FESTIVAL DE VERANO
www.infofestival.com
Cita indiscutible para la música. Durante dos semanas de julio, la ciudad se transforma en una fiesta al aire libre en la que tienen especial cabida los ritmos étnicos.
HOTEL DOMINION 1912 tel. 00 41 869 222 24. www.hoteldominion.com Lo más hype de Quebec.
En un callejón del viejo puerto, sus 60 habitaciones son el paradigma del buen gusto. Si te enamoras de sus edredones o copas, no te cortes, porque los venden.
AUBERGE SAINT-ANTOINE tel. 00 41 869 22 211. www.saint-antoine.com Cada rincón contiene, literalmente, un tesoro. Levantado sobre unas ruinas arqueológicas, en el hotel se muestran algunos restos.
HOTEL LE CHÂTEAU FRONTENAC tel. 00 418 692 38 61. www.fairmont.com Dicen que este cinco estrellas ubicado en el impresionante castillo del mismo nombre es el hotel más fotografiado del mundo. Alojamiento favorito de los vips que visitan Quebec, su restaurante corre a cargo del chef más famoso de Canadá, Jean Soulard.
BUFFETS DE L’ANTIQUAIRE 95, Rue Saint Paul Un lugar imprescindible si el cuerpo te pide un desayuno económico y popular. Nada de delicatessen light: patatas a lo pobre, jamón, huevos…
BISTRO LARGO 643, Rue Saint Joseph Una de las propuestas más románticas: podrás cenar escuchando jazz a la luz de las velas. Deliciosa cocina mediterránea.
AUX ANCIENS CANADIENS 34, Rue Saint Louis No te puedes ir de Quebec sin probar su comida tradicional. Eso sí, todo muy (muy) contundente.
MYCO ANNA 616, Saint Vallier Ouest. www.mycoanna.com Boutique de referencia en todo Canadá. ¿Su especialidad? Diseños coloristas de lana reciclada. Si te gusta Custo, es tu estilo.
VOO DOO GRILL 575, Grande Allée Est. Cocina de fusión en un ambiente exótico (timbales incluidos)
capitaneado por el joven chef Carl Murray. Te sugerimos el salmón ahumado.
YUZU 438 Rue de L’Eglise Sin duda, el mejor sushi de la ciudad. De día, público casual; de noche, moderno.
LE CAFÉ DU MONDE 84, Rue Dalhousie En pleno Puerto Viejo, la mejor terraza y el mejor ambiente junto al río. Ideal para premiarse con un aperitivo.
LE COCHON DINGUE Los paninis, hamburguesas y ensaladas de esta pequeña cadena son una apuesta segura. Ojo: suele haber cola. (Varios locales).
MAURICE & CHARLOTTE 575, Grande Allée Est. Dos lugares de referencia de la noche de Quebec, uno junto al otro. No pases por alto su estupendo sake bar.
MAISON JEAN ALFRED MOISAN 699 Rue Saint Jean Abierto desde 1871, aseguran que es el ultramarinos más antiguo de América del Norte. Parada obligada para gastrónomos.
BALTAZAR 461, Rue Saint Joseph Si te entran sudores fríos en Habitat o Vincon, ésta es tu tienda. Objetos de regalo y decoración. Tienen un bar de bombones.
*Además, el casco antiguo está salpicado de mercados y tiendas de artesanía donde encontrarás objetos de vidrio, pieles y arte autóctono.