Hola a todos!! Ya estamos a jueves, apuntito de terminar la semana, qué ganas de que llegue el finde, poder hacer planes y dar una vuelta por Madrid aprovechando que la ciclogénesis explosiva nos ha dado un respiro…
Hoy os traigo una nueva propuesta de un gastrobar situado en la concurrida calle de Fuencarral en Madrid, exactamente lo encontraréis en el número 61. Su nombre es Merimée. Ellos se definen como una nueva gastrococtelería de estilo neoyorquino y diseño italiano donde disfrutar de cocina de mercado en versión tapas-soft y como una de las ofertas cocteleras más atractivas de la capital. Ahí es nada, y la verdad es, que no les voy a quitar la razón, porque tanto la comida como los cócteles estuvieron increíbles, gracias a un simpatiquísimo coctelero que nos sirvió una de sus especialidades que nos dejó boquiabiertos.
A este restaurante fuimos el martes, después de pasar una agradable tarde en la Mercedes Benz Madrid Fashion Week. Fui con mi novio y unos amigos y decidimos ir a Merimée porque precisamente uno de nosotros había estado en varias ocasiones y siempre había recibido un trato impecable, a parte de la exquisita comida. Así que no lo dudamos ni un momento y fuimos allí a cenar.
Para empezar, decidimos elegir un par de entrantes para ir abriendo estómago. Nuestro amigo nos recomendó que pidiésemos un plato que había sido premiado como la mejor tapa madrileña. Se trataba de un pollo crujiente marinado en miel, mostaza, sésamo y lima. Lo recomiendo totalmente, estaba buenísimo! Y como segundo entrante, pedimos recomendaciones al camarero y finalmente nos decantamos por un bacalao ahumado con tomate y paté de oliva negra. No nos arrepentimos de ninguno de los dos.
Después echamos un vistazo a la carta para pedir un plato principal cada uno. A mí, mi amigo me dijo que si me gustaba el pescado crudo ( que ya he dicho en varias ocasiones que me encanta), no dudara en pedir el tataki de atún rojo marinado en salsa Sambaizu con Ternera de Shari. Pues bien, fue todo un acierto! El resto se pidieron presa ibérica con patatas asadas al tomillo limonero y la hamburguesa Merimée con queso de cabra y cebolla caramelizada. A todos les gustó muchísimo lo que pidieron así que seguro que repetiremos pronto!
Para terminar con la cena echamos un vistazo a la carta de postres y no nos pudimos resistir una vez más… pedimos blueberry cheesecake y el Dulce de las Islas que nos llamó mucho la atención el nombre. Se componía de un Sableé de almendras, cremoso de chocolate, plátano caramelizado y café Latte. Una excelente elección para quién le guste el toque a café.
Estoy segura de que volveremos a Merimée porque me he quedado con las ganas de probar varios cócteles de la carta que tenían una pinta increíble, y otros muchos que son receta secreta del coctelero que además nos dijo que era de las Islas Mauricio. Se notó mucho este toque tropical y exótico que no dejó como marca en su espectacular creación. Repetiremos!
Un besito.
S.
