Historias que dan lecciones…

Mi trabajo como reportera de televisión me está exigiendo un esfuerzo sobrehumano para llevar adelante casa, niños, trabajo… me paso el día corriendo con una presión en el pecho sintiendo que no llego a todo y repitiéndome que así no se puede vivir.

estoesvida.4

Compatibilizar grabaciones y jornadas largas con la gestión de tres niños pequeños y sus tareas, necesidades y juegos no es fácil. Diría más, es casi imposible. La gente me pregunta: ¿cómo lo haces? Y yo respondo: no lo hago. Literalmente no llego a todo. Y entonces viene la siguiente pregunta: ¿por qué no lo dejas?

Y entonces les hablo de David, 22 años. Le conocí sentado en una silla de ruedas en el Hospital de Parapléjicos de Toledo. Una mala caída en moto en una rotonda por la que había pasado cientos de veces le cambió la vida. Solo han pasado dos meses del accidente y ya está aprendido a subirse a un coche solo, a pesar de no poder mover las piernas. Me recibió con una sonrisa. Me impactaron sus palabras y sus ganas de luchar. “Soy el mismo pero sentado”. Nunca olvidaré ese titular. Detrás hay una filosofía de vida.

tristeza.4

O cuento lo maravillosa que fue la mañana con la “Doctora Sonrisa”, de la Fundación Theodora. Acompaña a los niños desde su habitacion de Hospital hasta la puerta del quirófano. Sus juegos, sus besos y bromas hacen que los pequeños olviden el duro momento por el que están pasando.. Vi a una niña conducir una camilla haciendo “brun brun” como si tuviera un volante y llegar a la puerta de quirófano muerta de risa.

estoesvida2

Le esperaba una operación dura, pero se despidió de lunarcita lanzando besos. Segundos después se cerró la puerta y empezaba la anestesia. La doctora lunarcita atrapa, yo me enamoré de sus carreras por los pasillos y de cada uno de sus juegos. Hace falta ser de una pasta especial para hacer ese trabajo, no tengo duda. Le pregunté por qué decidió dedicarse a esto: “vi a un niño subido en un gotero gritando por un pasillo, me voy mañana, me voy mañanaaaaa! Y de pronto preguntó: mama, cuándo es mañana”

estoesvida

Ayer pasé el día con Ruben. Le detectaron un tumor cerebral con 28 años cuando estaba planificando su boda. El tumor era serio y el diagnostico no muy positivo. Pero él si lo fue. Y se casó. Y ya han pasado 4 años desde entonces. Luce tranquilo una cicatriz que le cruza media cabeza y me cuenta que cuando te pasan estas cosas empiezas a vivir despacio y a disfrutar de todo de otra forma. Su tumor es reproducible y cada 6 meses él se sienta en la sala de espera de oncología para recordar “que todo está bien pero que no tiene por qué estarlo así que toca disfrutar”. Así es. La normalidad es maravillosa pero frágil. En cualquier momento puede desaparecer. Tenerla es un privilegio. Compartí con él un atardecer en el Parque Tierno Galván que no olvidaré en tiempo. 

estoesvida.3

Es maravilloso compartir y conocer estas historias de gente anónima que tiene mucho más que contar que muchos de los que cuentan. Ojala escucharamos más. Ellos sí que dan grandes lecciones de vida. A pesar de la prisa y de vivir contando minutos, mi trabajo tiene cosas preciosas, por eso sigo, porque vuelvo a casa cargada de energía positiva. Esta gente proyecta luz. Y yo me voy llevando una poquita de de cada uno de ellos.

Deja un comentario