Que todos los perros ladran es algo evidente. Pero, ¿por qué lo hacen en cada momento? ¿Se están comunicando? ¿Están enfadados? Observando una serie de detalles de conducta se puede averiguar por qué está ladrando un cánido en cada momento. Hay que tener en cuenta que existen factores genéticos que indican que unos ejemplares están más predispuestos a ladrar continuamente que otros. Los ejemplares destinados a la caza suelen ladrar más que los criados en un ambiente familiar. Algunos ejemplares ladran por simple aburrimiento, por lo que lo mejor es mantenerlos entretenidos mediante juegos. La ansiedad y el estrés fomentan la emisión de ladridos, especialmente si los perros se encuentran solos.
Algunos ejemplares ladran justos por lo contrario, por un exceso de entusiasmo. No se trata de algo malo, pero en ocasiones puede resultar molesto. Hay que educar a los perros para que no ladren ni se exciten en exceso cuando ven que van a realizar una actividad que en realidad les gusta mucho. Muchos ejemplares ladran y lloran porque quieren captar la atención de sus propietarios, especialmente si no saben qué hacer. Muchos perros utilizan sus sonidos como método de alerta para llamar la atención de sus cuidadores antes una situación nueva e inesperada, como podría ser una intrusión.
