Valladolid

Al hilo de mi entrada anterior, y porque me lo han pedido últimamente, acoto un poco más para acercarme a mi tierra.

Y es que no sé muy bien porqué no os he hablado antes de mi ciudad. Es un destino perfecto de fin de semana, sobretodo para los buenos comedores. Algo más allá del clásico lechazo y vino de Rueda y Ribera -que también tienen lo suyo- hay otras opciones para un par de días redondos.

Si hay un lugar donde me gusta llevar a quienes vienen a mi ciudad es al Pasaje Gutiérrez, reformado, con sus farolas, estatuas y su estilo parisino, lleno de bares donde se sirven buenas copas y siempre hay ambiente. De mis favs de la noche sin ninguna duda. Si no sabes dónde entrar, empieza en La Tertulia sin miedo.

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fotografía Alicia Villar. Pasaje Gutiérrez, Valladolid.

El buen comer está por toda la ciudad. Podría hacer una lista interminable de tabernas, bares y restaurantes y sus tapas y raciones para salir de vinos, pero lo dejo para otro post y hoy os cuento mis favoritos de mantel, cuchillo y tenedor.

Como Martín Quiroga. Pequeñito pero matón. Carne que sabe a carne, tomates con sabor a tomate y pescados más frescos que en la lonja de Santander. Tan íntimo, tan cuidado, todo cocinado frente a ti, que es como comer  en casa pero con la calidad de un gran restaurante. Me pongo a salivar sólo de pensar en sus carpaccios o los postres de campeonato que preparan.

Y si tuviera que citar un imprescindible cada vez que vuelvo diría el chuletón. Por ejemplo en Vino Tinto, un clásico; por qué no en Brasería Poniente, sinónimo de calidad. EL CHULETÓN. En mayúsculas, nada más que decir.

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El Sáhara es otro lugar curioso y del que no me canso. Porque, ¿cómo te quedas si te digo que los mejores pinchos morunos los encuentras en Valladolid? Ahí están, recién hechos sobre las brasas y acompañados de jarramarra bien condimentada.

Lo que nunca se me había ocurrido hasta hace poco, que pase un fin de semana allí como una foránea más, es hacer un brunch. Llamamos a Le Bistrò para ver si nos lo podían organizar y voilà! uno de los más completos que he probado nunca: fruta, quiche, bollería (también sin gluten), tostas… de 10!

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Y entre comilona y comilona, un paseo por el centro histórico o por el Campo Grande, visita al Museo Nacional de Escultura y el del Patio Herreriano o conocer alguna bodega cercana.

Y ¡contadme! ¿Qué os parece Valladolid?

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