Una escapada mágica al Parador de Chinchón

Hoy en el blog os llevo conmigo a uno de los rincones con más encanto que he conocido en los últimos meses, el Parador de Chinchón. Un rincón súper especial con el sello de calidad del grupo Paradores. ¡Quedáos a conocer todos los detalles!

A 44 km de la capital se encuentra el municipio de Chinchón, declarado desde 1974 como Conjunto Histórico – Artístico. Y no es de extrañar ya que ofrece a todos sus visitantes una amplia variedad de paisajes y lugares de interés que invitan a dar largos paseos y a disfrutar de la gastronomía de la zona.

Tenía muchas ganas de volver y de descubrirle a Gonzalo uno de los pueblos con más encanto de toda la Comunidad de Madrid. Se me ocurrió, además, aprovechando que Chinchón se encuentra solo a 50 minutos de la capital y que el Pisuerga pasa por Valladolid, reunir allí a algunos de sus mejores amigos y sorprenderlo con una cena con motivo de su 38 cumpleaños. Ahora o nunca.

Mucho me costó mantener el secreto a salvo y organizar todos los detalles de la escapada sin que sospechara, yo que soy un libro abierto. Merecía la pena aguantarme las ganas por contarselo todo y ver su cara al llegar al Parador de Chinchón, un antiguo convento agustino posteriormente remodelado y reformado que ha sabido conservar toda su esencia. Con lo que le gustan a Gonzalo los lugares que encierran tanta historia como arquitectura.

Dicho y hecho. Pero lo mejor estaba por llegar. Antes de descubrir los diferentes rincones del Parador, y tras una calurosa bienvenida por el personal del hotel cuya amabilidad bien merecería un artículo a parte, pusimos rumbo a nuestra impresionante habitación.

Una habitación «Única», única de verdad en el sentido más estricto de la palabra y una de las 28 habitaciones singulares que son el orgullo de toda la red de Paradores. Una antigua capilla donde en su día Felipe V fuera proclamado rey, actualmente reconvertida en una habitación abovedada que nos dejó nada más entrar sin palabras. Pues eso, única.

Y aún sin palabras, nos dimos una vuelta por sus instalaciones para descubrir algunos de los rincones más mágicos del Parador al que muchos novios han sucumbido irremediablemente para celebrar su boda. Su patio interior repleto de nísperos, sus amplios y tranquilos jardines junto a la antigua huerta de los monjes, su barbacoa y su piscina son solo algunos de los rincones que tienes que disfrutar obligatoriamente si tienes la oportunidad de ir.

Y mientras paseábamos por el Parador de Chinchón, que es mucho más grande de lo que parece, Gon se iba encontrando con amigos que iban llegando al hotel. Esa noche, el pasado viernes 7 de julio, debido a las lluvias ante la imposibilidad de celebrar la barbacoa que teníamos prevista en el mirador del hotel, celebramos el cumpleaños de Gonzalo -regalos y tarta con velas incluida- en un salón interior que estaba precioso decorado y en el que no pudimos disfrutar más de lo que lo hicimos ni sentirnos mejor atendidos.

El sábado, que ya hacía mucho mejor tiempo, comenzó el montaje de una de las muchas bodas que cada año se celebran en el Parador donde los novios escogen y personalizan su gran día, cada uno a su estilo, que Gon y yo aprovechamos para fotografiar.

Su cocina también es uno de los motivos por los que novios y turistas escogen el Parador de Chinchón. Gastronomía de altura elaborada con frutos de la vega de Chinchón y especialidades como el cocido, el asado de paletilla de cordero o el bacalao gratinado con hojas de Chinchón entre otros. Nosotros, que también cenamos allí el sábado ya solos y en mood romántico, ¡no sabíamos por qué plato decidirnos!

Gracias a todo el equipo del Parador de Chinchón por hacernos sentir, tanto a nosotros como a nuestros amigos, como en casa.

Un besote enorme, Ana.

Créditos de fotos: La Champanera.

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