BODA ELENA + JOSE (II)

Terminando lo que empezamos el viernes aquí, hoy os traigo la segunda parte de la boda de Elena y Jose. Una celebración tan genial y auténtica como sus dos protagonistas.

Al terminar el cocktail, los novios y sus invitados pasaron al patio de la masía en el que les esperaba una comida muy muy especial. Siguiendo el estilo familiar y desenfadado que ya visteis en los primeros momentos de la celebración, Elena y Jose quisieron sorprender a sus invitados desmarcándose del tipo de almuerzo al que solemos estar acostumbrados al asistir a una boda. En primer lugar, no había seating. Y es que, al haber invitados de todas las partes del mundo, repartidos en grupos de tamaño de lo más diverso, Elena y Jose pensaron que lo mejor era dejar que fueran charlando unos con otros a lo largo de la celebración y que cada uno pudiera sentarse donde y con quien más le apeteciese. Sólo reservamos algunos sitios concretos para los novios y algunos familiares cercanos y, para el resto de invitados, preparamos una gran pizarra informando de este «no seating». Bajo un entoldado que protegía del solazo que tuvimos la suerte de tener ese día, dispusimos mesas antiguas de madera en diferentes longitudes decoradas por preciosas guirnaldas de hojas y flores en tonos blancos y rosas. Y pasando a la comida propiamente dicha, siguiendo la idea de que los invitados pudieran interactuar y sentirse como en casa, el almuerzo no se planteó servido en mesa sino en forma de diferentes buffets y estaciones de comida preparada al momento. Ensaladas variadas, arroces valencianos, huevos fritos con patatas, una gran barbacoa y, por supuesto, un montón de postres buenísimos. Una selección variada, sencilla pero apetitosa y con múltiples opciones (incluidas dietas especiales e intolerancias alimentarias) para que cada invitado pudiera confeccionar un menú a su medida. ¡Y la verdad es que todo el mundo quedó encantado! Fue genial ver cómo los invitados se movían por el patio riendo, charlando los unos con los otros y, en definitiva, disfrutando de cada minuto tal como Elena y Jose querían. Además, el buen rollo aumentó todavía más cuando repartimos entre las mesas algunos palos para selfies para inmortalizar los mejores momentazos. Una vez terminada la comida, Elena cambió su corona metálica por una preciosa diadema de flores (también de Tousette) y dio un respiro a sus taconazos de Valentino gracias a unas geniales zapatillas con aplicaciones de Miu Miu. ¡Ella sabía mejor que nadie que había que estar cómoda para lo que estaba a punto de comenzar!.

Abrimos la zona de baile así como el chill out situado en el patio interior (y cubierto) de la masía que llenamos de guirnaldas de luz tipo verbena que dieron lugar a una atmósfera mágica cuando cayó la noche. Una zona de relax perfecta charlar, cargar móviles, hacerse fotos y dedicar palabras bonitas a los novios entre bailoteo y bailoteo. Llegados a este punto, los invitados pensaban que ya estaba todo; que no quedaban más cosas que descubrir. ¡Pero que equivocados estaban! Y es que, un rato después de que comenzara la fiesta, Jose y Elena avisaron a los invitados de que todavía tenían una gran sorpresa reservada. Abrimos unas puertas que daban al patio y que hasta entonces habían pasado inadvertidas y, a través de unas misteriosas cortinas, los invitados fueron descubriendo (¡Con gritos de alucine incluidos!) el gran GRAN puntazo de la boda. Como tanto los novios como muchos de sus invitados tienen una vinculación muy especial el mundo de los videojuegos y la tecnología, Elena y Jose decidieron sorprenderlos con una zona de juegos en la que se podían encontrar no sólo las videoconsolas de nuestra juventud rescatadas para la ocasión sino también algunas de las máquinas recreativas más míticas. Una sala recreativa vintage en toda regla que dejó a todo el mundo con la boca abierta y que estuvo funcionando a pleno rendimiento durante muchas MUCHAS horas. El último toque del día fue una riquísima cena a base de pizzas caseras para reponer fuerzas y así seguir bailando, riendo y jugando hasta altas horas de la noche. Como veis, desde el primer momento hasta el último, esta boda fue un fiel reflejo de Elena y Jose que consiguieron hacer de su gran día una celebración inolvidable para todos los que tuvimos ocasión de formar parte de ella. Mil GRACIAS, chicos, por habernos elegido como cómplices para hacerla realidad. Gracias por ser tan geniales y tan auténticos. Vamos a echaros mucho de menos y esperamos que no sea el último fiestón que maquinemos juntos. Y, por supuesto, gracias Mas d’Alzedo, Cocotte Catering, La Tartana, Altius, Ana Albiol, Un día de Contraste Perfecto por ser los mejores compañeros de batallas. ¡Un besazo para todos y feliz lunes! :)

fotografía: Un día de contraste perfecto + Lázaro Aznar + Macarena Gea

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