Seguro que más de uno me entenderéis y estaréis conmigo cuando os diga que siempre cuesta encontrar un momento de calma en el que cuidarnos, más allá de lo básico que podemos hacer en casa. Pero que sea difícil no significa que sea imposible, así que de vez en cuando hay que aparcar las mil y una tareas que tenemos pendientes y hacer algo por nosotros mismos. Si ese algo tiene que ver con el mundo beauty, el rato va a merecer la pena, te lo puedo asegurar.
Ese autoconvencimiento me llevó hace unos días a querer probar el protocolo vegano que acaban de estrenar en Slow Life House, unos de los mejores centros de belleza y bienestar de Madrid. Y digo uno de los mejores con total conocimiento de causa, he probado muchísimos y el mimo y el trato tan personalizado es lo primero que uno detecta al entrar. Está muy cerca de la Puerta de Alcalá, en pleno centro de la ciudad, concretamente en el número 11 de la Calle Salustiano Olózaga.
Como os contaba, en el centro han creado un ritual que nos mima de pies a cabeza, que incluye manicura, pedicura y un facial antiedad y que al mismo tiempo es respetuoso con el medio ambiente. Solo por esto ya merece la pena cuidarlo y es que ir a favor del planeta debería ser una obligación para todos.
Dentro de esas tres opciones, yo elegí el tratamiento facial, estaba soñando con poder notar la piel más hidratada, luminosa y en definitiva cuidada. Por mucho empeño que pongamos en casa y tengamos los mejores productos, el apoyo de una facialista es clave para entre otras cosas, conseguir una limpieza mucho más profunda e ir viendo cómo va reaccionando nuestra piel según va avanzando el año.
Una de las cosas que más me gustaron fue saber que todo este ritual incluye una parte importante de aromaterapia. Esto es clave para la relajación porque con esos aromas eres capaz de llevar la mente hacia lugares o recuerdos agradables. ¡Es una auténtica maravilla solo ese detalle!
Los ingredientes naturales del tratamiento nos ayudan a ganarle un poquito la batalla al dichoso envejecimiento y aportan muchísima hidratación, luminosidad y tersura (cosa que no es fácil a partir de cierta edad).
Lo que yo os voy a contar es mi experiencia personal con este tratamiento. Pero lo que es importante que sepáis y es otro de los puntos a favor del centro es que no existe un protocolo único sino que os lo van a adaptar según sea el estado de vuestra piel en ese momento.
La base del tratamiento es igual para todo el mundo, se empieza con la indispensable limpieza, con una leche de aceite de oliva, haba y judía que tiene propiedades nutritivas, antioxidantes y antiarrugas. Después, se sigue con una exfoliación muy suave que contiene árbol de té, eucalipto, naranja, kiwi y manzana. Este es el paso clave para la luminosidad que tendremos luego. Continúan vaporizando sobre el rostro un tónico que refresca y tonifica la piel. Y por último, el momento más placentero, un masaje reafirmante con una crema rica en aceite de sésamo, argán, rosa mosqueta y ginseng.
En mi caso particular, Sandra, la esteticista que me aplicó el tratamiento, captó lo que mi piel necesitaba sin que yo tuviera que decirle nada. Es justo que diga lo mucho que me impresionó este detalle, los buenos consejos que me dió y que ya estoy aplicando en casa. Y no solo es que esté haciendo los deberes; mejor aún, estoy notando los resultados desde el principio.
Desde hace unos meses, tengo un problema de acné hormonal y con todo el mimo y la paciencia del mundo supo customizar el protocolo para añadir productos que mi piel necesitaba y sobre todo, me hizo una extracción con muchísimo cuidado para eliminar todas las impurezas que tenía en los poros, granitos que estaban enquistados, etc. Es algo así como un ángel que no te va a juzgar por muy desastre que seas con tu piel. Siempre sabe encontrar la solución y os la recomiendo al 100%. Ya estoy deseando volver a verla. En mi caso, me volvió a remarcar lo importante que es usar protector solar a diario, algo con lo que cada vez estoy más concienciada. Y me diseñó una rutina de día y de noche muy sencilla y que estoy siguiendo a rajatabla.
Por supuesto, todos los productos del protocolo son 5 Free (sin tolueno, formaldehído, resina de formaldehído, ftalatos o alcanfor), libres de tóxicos cancerígenos, sin transgénicos y cruelty free.
Y si estáis interesados en la mani-pedi vegana os gustará saber que os van a exfoliar y aplicar una mascarilla y una loción con una mezcla de vainilla y azúcar de caña al mismo tiempo que desconectas con aromas relajantes y movimientos descontracturantes. Además de por supuesto los pasos básicos de corte, limado, retirado de cutícula y esmaltado vegano de larga duración .
La verdad es que para empezar las vacaciones con buen pie o consolarte si te quedas en la ciudad, no se me ocurre un plan mejor.