El vestido de Miguel Crespi Weddings

Miguel Crespi es uno de mis diseñadores favoritos y el vestido de novia que hoy os presento no tengo duda de que os emocionará.

Me enamoré de él en cuanto lo vi en el estudio de Miguel Crespi, como si me estuviera esperando. Un vestido de novia confeccionado en organza de seda, escote a la caja y con corte a la cintura rematado con un cinturón de pedrería y swarovski.

De corte ablusado en mangas y cuerpo, irradia sofisticación en cada costura. Las líneas, los tejidos y los sutiles bordados en organza e hilos de plata hacen de este diseño un traje perfecto para un día memorable.

Terminaron de enamorarme sus botones bordados en plata que, junto con otro sinfín de detalles de diseño y costura, lo convierten en un vestido de novia único y exclusivo con el que lucir radiante, romántica, femenina y con altas dosis de estilo.

Pasen y vean.

El ramo, de tamaño perfecto, era una preciosidad de mis amigos de Pando Floristas. Con flores grandes, blancas y luminosas encajaba a la perfección con el vestido, que no necesitaba color. Como remate, unos lazos de organza color perla que no me pudieron gustar más.

Para la peluquería y el maquillaje, como no, confié todo el estilismo en Lorena Carbajal y en Julio Suárez de la Peluquería Suarez de Gijón. Me pondría en sus manos todas las veces que fuera posible.

Nos decantamos por unos tonos de ojos y labios marcados y por un recogido bajo de lo más estiloso. Al más puro estilo «alfombra roja».

Sí, nuestro escenario de nuevo era el norte, unos acantilados preciosos a la altura de San Vicente de la Barquera llenos de encanto y, por qué no, también llenos de misterio.

El cuerpo y la falda bailaban conmigo al viento con un movimiento de lo más femenino y romántico. Todo vuelo y fluidez. No había mucho nordeste aquel día y, sin embargo, el vestido jugaba al compás de las olas.

Ya habréis deducido que las fotos son de La Mar Studio Fotografía. Reconocibles a simple vista, porque todas sus fotografías son una mezcla fascinante de estética, luz, arquitectura y arte.

Quien me iba a decir a mí, cuando con 18 años comenzaba a ojear revistas de novias maravillada por la moda en blanco, que años más tarde un diseñador al que admiro como Miguel Crespi le pondría mi nombre a uno de sus maravillosos vestidos de novia.