En cuanto llega el verano, los polvos bronceadores suelen ser el mejor aliado para llevar en el bolso. Y es que un toque sutil puede potenciar el rostro de la mejor manera.
Con su fórmula compuesta con un 96% de ingredientes derivados de la naturaleza y enriquecida con miel de flores de «Euphorbia», Terracota Light de Guerlain sigue demostrando ser el número uno en esta materia. El National Make Up Artist de la firma, Eliecer Prince, nos desvela lo que tenemos que tener en cuenta a la hora de apostar por este cosmético
Los polvos de sol, los códigos secretos que nunca deberás olvidar
Los polvos de sol es uno de esos productos «trampa» que si bien son muy fáciles de utilizar, si no seguimos la técnica pueden ser un completo desastre. Estos son los tips a tener en cuenta para potenciar el rostro a diario.
El tono del cuarto día
Ese debe ser el objetivo. Conseguir el color que se disfruta a los 4 días de estar de vacaciones. Es el que realmente favorece, y no el bronceado ultra intenso de los últimos días de playa.
El subtono es el que manda
La piel no se limita a ser ‘clara’, ‘media’ u ‘oscura’ y hay que tener en cuenta sus subtonos a la hora de elegir el producto adecuado: más rosados para las pieles frías y más cobrizos y dorados para cutis cálidos.
¿La brocha? Grande y redonda, siempre
Es necesaria una brocha amplia y de tamaño generoso para poder distribuir el color de forma uniforme y sin riesgo de que queden líneas de demarcación.
De frente y al bies
No debe usarse únicamente el extremo superior de la brocha: lo ideal es girarla sobre la piel ladeada mientras se aplica el color para extenderlo también por los lados de manera uniforme.
Con cosquillas
A la hora de repartir los polvos bronceadores sobre el rostro, hay que eliminar el excedente de producto -menos es más- y la brocha apenas debe rozar la piel -e incluso provocar cosquilleo- para conseguir un efecto transparente y natural.
3: El número mágico
Es el trazo de aplicación que más favorece. Tiene forma de 3 y comienza en el lateral de la frente, baja hacia la sien y se vuelve a curvar hacia el pómulo. Hay que marcarlo bien, y seguir después el dibujo hacia la línea de la mandíbula. Siempre con movimientos suaves, circulares y amplios.
