Si eres de los que cree en el destino, entonces no tendrás duda que Begoña y Mariano tarde o temprano tenían que conocerse.
Ella veterinaria y él empresario ganadero y agrícola. Era cuestión de tiempo que coincidieran, que se conocieran y ya sabéis el final, se gustaran.
Como no podía ser de otra forma, Mariano hincó la rodilla de forma muy tradicional en un sitio muy especial, el lugar preferido de la finca familiar de campo de ella. Y los preparativos comenzaron en un santiamén porque el 5 de septiembre estaba ya a la vuelta de la esquina.
Para un día tan importante, Begoña se decantó por un vestido de Navascués, la misma que había vestido a su madre de novia algunos años atrás.
La espalda descubierta, la falda con volumen de plumetti y los volantes espectaculares de plumeti en las mangas no dejaron indiferente a nadie. No llevaba ni cola ni velo, el vestido en sí ya lo era todo.
En su peinado encajaba a la perfección la media corona de paniculata elaborada por Mimoki que las mejores amigas de la novia le regalaron para su gran día.
La novia se decantó por unos zapatos verdes de piel de iguana de Magrit, comodísimos según me suenta la novia a pesar de sus 13 cm de tacón.
Su sortija de pedida, preciosa, clásica y atemporal, era de Suárez. El broche sentimental lo remataron unos pendientes de brillantes de su bisabuela que su madre ya había lucido el día de su boda.
La ceremonia religiosa fue en Talavera de la Reina, en la Basílica de Nuestra Señora del Prado. Allí esperaban ansiosos el novio y todos los invitados.
Para la celebración Begoña y Mariano escogieron el Cigarral del Ángel Custodio de Toledo, una finca preciosa donde ya año y medio se casaron mis amigos Bárbara y Nacho.
De toda la decoración del cigarral se encargaró Cartu Calderón de L’Atelier con la colaboración floral de Búcaro, del que os he hablado en varias ocasiones en el blog. Las mesas, el photocall, el candy bar, el protocolo de mesas, incluso los cuartos de baño, todo estaba ideal lleno de hortensias, grandes macetas y paniculata.
Y nada pasó desapercibido a los ojos de Click10, de quienes son estas fotos tan bonitas, tan llenas de luz y buen gusto. También ellos se encargaron del vídeo.
El catering fue El Laurel de Elena y Lola. Lo he probado ya en un par de ocasiones, y no me extraña que los novios estuvieran satisfechos con el trato y el resultado. Y de recena hambuguesas, perritos, chocolate con churros… perfecto.
Y para el vals, mariposas. Siempre mariposas.
Con cariño, Ana.
Una boda preciosa!!!!! Unas fotos maravillosas y un artículo muy bonito!!!!
Enhorabuena para los novios y para todos los que han participado en ella!!!!
Qué boda tan bonita! 🙂
Muchísimas gracias por este post!!! Es precioso!!!!
Bonitos recuerdos sin duda