Hace apenas 6 semanas que se casaron y ya tengo las fotos de sus bodas. Descubre en este post mi viaje por Uruguay y la boda más divertida del año.
Cuando Nacho me llamó para decirme que le iba a pedir matrimonio a Clementina y que quería que le ayudase a escoger un anillo a la altura de las circunstancias, me morí de la ilusión. No todos los días uno de tus mejores amigos se casa con una chica uruguaya, sencillamente insuperable, que también acaba siendo amiga tuya.
Nacho y yo nos conocemos desde pequeños y he sido su amiga desde que comienzan mis recuerdos. Y es que Nacho es una de esas personas que te llegan al alma, uno de esos amigos que se cruzan en tu camino para quedarse pase lo que pase y acaban formando, suerte la mía, parte de tu familia.
Por eso, en cuanto Nacho y Clemen fijaron la fecha de su boda, sintiendo muchísimo que Gon por motivos de trabajo no pudiera acompañarme, compré los billetes y empecé a dibujar el que sería uno de los viajes más bonitos y divertidos de mi vida descubriendo y disfrutando Uruguay durante casi dos semanas.
Un road trip de libro con Isa de copiloto, con Adela al mando de los mapas, conmigo al volante y con parada en Colonia de Sacramento, Cabo Polonio, Piriapolis, Punta del Este, José Ignacio, San José y, finalmente, Montevideo. Y comenzó el jaleo.
Así, tras una semana recorriendo el país y comiendo dulce de leche como si no hubiera un mañana, llegamos a Belmont House Hotel preparadas para la gincana: una boda civil, una fiesta pre-boda en la playa, una boda religiosa y un brunch post-boda lleno de anécdotas y heridos, por decirlo de alguna forma.
Poco a poco los españoles, asturianos y E4 en su mayoría, conquistamos el hotel. Y el Belmont se convirtió, de alguna manera, en una especie de colegio mayor donde los flashbacks, los reencuentros y los chivitos estaban a la orden del día.
El jueves por la noche se celebró en el Club Carrasco la boda civil. Me hacía muchísima ilusión ver a Clemen guapísima con el vestido que habíamos comprado juntas en Londres, ser uno de los testigos de su ceremonia y formar parte de todos los capítulos de su historia.
Y tras la firma, el cóctel, las fotos, la música, los pitis y la barra libre. Aquello era una tren que ya no podía pararse.
Sobrevivimos a la barra libre, al fiestón del viernes en La Huella y sucumbimos a la cumbia. Pero lo mejor estaba por llegar.
Clemen, de nuevo, espectacular con el delicado diseño «Bowi» de Rime Arodaky y un precioso tocado dorado de Belén Fischer. No podía estar más guapa ni se la podía ver más feliz.
Mili, íntima amiga de Clemen y también amiga mía, y yo organizamos la entrada de los testigos y esperamos la llegada de la novia con los sobrinos de Nacho.
Por mi parte, yo me decanté por un veraniego y colorido conjunto de dos piezas con la espalda descubierta de David Christian que tenía reservado desde hacía tiempo para el gran día.
La ceremonia fue verdaderamente emotiva. Se me encogió el pecho de felicidad al escuchar a Nacho prometerle su vida a Clemen después de haberlo ensayado juntos horas antes dando un paseo por la playa.
De vuelta a Belmont House Hotel, todos alucinamos con lo bonita que estaba toda la zona de la piscina, exquisitamente decorada por Agustina Fossati con las flores de Florencia Pereira y Ema Colucci.
Bailamos, saltamos, brindamos, nadamos y nos entregamos como si aquel fuera el último día de nuestras vidas.
Sobran las palabras con las fotos de Boffano, ya filtradas, que se quedó hasta el último minuto.
Aún no sé cómo llegué al brunch del domingo, un festival de risas, iburpofeno e historias corroboradas con cierto punto nostálgico al saber que todo había acabado.
Mil felicidades Nacho y Clemen y gracias por dejarme formar parte de vuestra vida entonces, ahora y siempre. ¡Vivan los novios!
Mil besos, os quiere, Ana.
Espectacular boda!
¡Qué espectáculo de boda! Enhorabuena a los novios, se les ve muy felices
Preciosa boda Nacho y Clemen. Me alegra veros tan guapos y tan felices y unos lugares tan bonitos donde habéis celebrado la boda civil y la Eclesiástica. Enhorabuena y que la felicidad sea para siempre. Un beso grande