Sí a las bodas de verano. Bajo el sol, desenfadadas pero elegantes. Con brisa fresca por la noche. Llenas de energía y buenas vibraciones.
Sí a la fuerza. A las bodas con carácter, de personalidad infinita. A la luminosidad, al carisma y a la sofisticación. A la elegancia natural, sutil, que rebosa magnetismo.
Sí a los sueños. A las bodas que parecen una obra de Shakespeare. A los escenarios teatrales en los que se respira magia, amor y fantasía.
Sí a mí misma. A la serenidad, a la feminidad, a las emociones y a la delicadeza. Ligera y profunda al mismo tiempo. A la elegancia, a la sensualidad y a la fortaleza.
100 veces sí a los vestidos de novia atrevidos, misteriosos y apasionados. Sí a los trajes para mujeres que se sienten muy mujeres.
Sí a la libertad. A ver el mundo desde otra perspectiva, con otro prisma. Sí a representar la fuerza, el coraje, el valor y el corazón de decir «sí» de una forma entusiasta. Y diferente.
Sí a las bodas de verano, a las decoraciones fuera de lo común, imaginadas con otro ángulo. En la playa, en la orilla o en el mismo mar.
Sí al amor. Siempre. Sin dudas. Generoso, comprensivo, empático, paciente y respetuoso. Sí a la decisión de querer compartirlo todo.
Sì de Giorgio Armani. Un homenaje a la feminidad moderna. Una irresistible combinación de espíritu independiente, elegancia y fortaleza. Una elección perfecta para despertar los sentidos el día más especial de tu vida.
Sí, sí, sí y mil veces sí. Un beso, Ana.
Las bodas en la orilla de la playa están llenas de posiblidades, es un sector que aún se está desarrollando en España a pesar de los kilómetros de costa que tenemos. Los vestidos y centros de mesa que propónes son muy bonitos.
Estoy de acuerdo con Rosana. Las bodas en la orilla de la playa parecen idóneas. Yo soy un poco romántica y así me imaginaría mi propia boda!
¡No podría estar más de acuerdo, Ana! Un sí rotundo a las bodas de verano 🙂 ¡Un saludo!