Un vestido tobillero, unas sandalias de Prada y un novio hípster en Menorca

Son tantas las cosas que me gustan de esta boda que no sé por dónde empezar. ¿Será el lugar, serán los que participaron, será el ambiente de risa y mar, serán las fotos, será esa novia de sonrisa eterna y su ya marido de pelo rojizo, barba hípster y mirada interesante? Qué será, será.

Sinceramente, es todo lo que me enamora de la boda y que menos que compartirlo con todas vosotras, ya sea para deleitaros o para daros miles de ideas para vuestro próximo enlace.

Marta y Manu llevan toda la vida juntos. Empezaron a salir a los 18 años y, un inesperado 24 de diciembre, entre regalos y aspirinas, Marta le dijo que sí a Manu.

9 meses después, lo celebraron por todo lo alto con una boda de película. El lugar elegido fue Menorca, pues allí tienen una finca en la que hace unos años decidieron abrir un hotel de lujo, Hotel Torralbenc, para goce y disfrute de todo el que sepa apreciar la combinación de mar, belleza, relax y calidad.

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La novia escogió a Helena Mareque para diseñar su vestido de novia, quien también diseñó el traje de su madre y de su hermana.

La elaboración del vestido fue toda una obra de arte hecha en retazos que combinaban a la perfección. Un dos piezas de falda y cuerpo sacados de una colcha antigua de organza de algodón con bordados y tonos beige que Helena tenía guardado para “la novia” que supiera apreciarlo.

La falda tenía la parte delantera tobillera, decisión de último momento y todo un acierto, pues Marta no paraba de subirse el vestido en las pruebas para deslumbrarse con el brillo de sus espectaculares sandalias de Prada, por lo que decidieron acortarlo para dejar visible cada paso, lo que hacía además que el bordado resaltara mucho más.

Por detrás una cola adornada con florecitas de tela en tonos burdeos, rosas y azules. Toda una manualidad digna de elogio.

El cuerpo de manga corta tenía unos especiales y cuidados bordados en el cuello, las mangas, el escote y la espalda.

Como conclusión, diría que a veces hay que saber arriesgar y confiar en esto de casarse, porque el resultado puede ser mucho mejor de lo esperado. Y esto ya me lo han dicho un sinfín de novias como Marta.

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Del maquillaje y peluquería se encargaron las chicas de Pilar Garro de Mahón que supieron plasmar la sencillez del peinado y la naturalidad del maquillaje que Marta quería para su gran día. Como toque, un pequeño recogido para retirar el pelo de la cara aderezado con un lazo azul marino que llegaba hasta el tobillo y que daba un toque de color al look.

Para las joyas la novia llevó el solitario que le dio Manu para pedirle matrimonio y una pulsera del siglo XIX que le regalaron sus padres. ¡Una preciosidad!

Para el ramo y la decoración floral de la iglesia con flores de temporada, confiaron en Es Bosc, un vivero de Menorca

Se casaron en la Parroquia de Sant Climent por la mañana y la melodía de un coro de niños acompañó a la novia al altar. Cada vez son más las personas que lo recomiendan para las bodas, aporta un toque muy dulce y especial.

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La celebración, como ya os había comentado, fue en la Finca Torralbenc. Una típica casa menorquina rehabilitada que cuenta con hotel, restaurante, un Spa de Natura Bissé, gimnasio y hectáreas de viñedo para el deleite de los huéspedes.

El almuerzo fue tipo cocktail con el catering propio del hotel con mesas distribuidas por todo el jardín y un sinfín de detalles que cuidaron a la perfección.

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Y por la noche lo celebraron con una fiesta adornada con guirnaldas y luces que alumbraban toda la pista de baile.

Para abrir el baile se saltaron el típico vals y deslumbraron con la aparición de un saxofonista en el tejado que dejó a todos sin palabras. ¡El momentazo! De ahí hasta la madrugada la diversión estaba asegurada.

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Hubo muchos detalles especiales en la boda, pero la hermana de la novia ocupó un lugar predilecto pues fue quien adelantó a los novios en la iglesia para ver entrar a la novia más radiante y lo vivió todo con un cariño e intensidad al que merece la pena dedicarle unas palabras.

Las hermanas, amigas inseparables, almas gemelas, amores únicos que te acompañan en los mejores y no tan buenos momentos de la vida y que siempre ocupan un lugar especial en el día del ¡sí quiero!

Mención especial tienen las invitadas, da gusto ver a tanta chica estilosa junta y he de decir que en esta ocasión son todas top.

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Las fotógrafas son de Volvoreta bodas y, como siempre, todo son buenas palabras para estas artistas de la captura del momento. La ilusión con la que trabajan y el resultado hablan por sí solos.

Para los videos contaron con un dron de Aerofoto y con Solo Dime que Sí  para revivir uno de los mejores días de tu vida con mucho arte.

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Si me preguntas que qué es lo que me gusta de esta boda, definitivamente te contestaré “todo”.

Un besote, Ana.

4 comentarios en “Un vestido tobillero, unas sandalias de Prada y un novio hípster en Menorca

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