No te puedes perder la preciosa – y espectacular – boda de Cristina y Luis en mi Asturias del alma en la que participaron los proveedores más prestigiosos del sector.
Aún recuerdo el día que Luis me envió un mensaje con la buena nueva. Sin conocernos, en Oviedo es fácil conocerse. El Colegio Meres, el Club de Tenis y la Plaza de América. Pues eso, de toda la vida. Y con toda la ilusión del mundo le trasladé algunas recomendaciones.
Cristina y Luis se conocieron más lejos, en Barcelona, en una fiesta de unos amigos en común. Llevaban juntos un tiempo, sin saberlo, siendo vecinos en el mismo edificio. Una serendipia de esas que me encanta. Y así, el pasado 28 de mayo llegó en un abrir y cerrar de ojos.
Cristina escogió para su gran día un precioso diseño de Helena Mareque. Aunque aparentemente parecía sencillo, la realidad distaba mucho ya que estaba repleto de pequeños detalles.
Mi querida amiga Lorena Carbajal, que es una crack, se encargó de resaltar la belleza natural de Cristina. Barbareando, por su parte, realizó una preciosa trenza coronada por un precioso tocados de Conchitta. Nervios, emoción y muchas ganas de que empezase el follón.
Cristina completó su look nupcial con unas sandalias nude de Lamarca y un bonito ramo de novia de El Invernadero de Oviedo.
Y así, en un día típico asturiano y en la maravillosa Catedral de Asturias decorada con mucho gusto por El Invernadero de Oviedo, Cristina llegó hasta Luis del brazo de su padre. A la salida, la banda de gaitas de esta preciosa ciudad les hizo un impresionante, y emocionante, paseíllo.
Y después de la ceremonia, una impresionante sesión de fotos frente al objetivo del talentoso -y ya archi conocido- Pelayo Lacazette. Un entorno idílico en mitad de la naturaleza y un reportaje elegante y, al mismo tiempo, espontáneo donde la felicidad queda reflejada en todas las instantáneas. Juzgad por vosotros mismos.

Si estas fotografías te han parecido especiales, no te pierdas el tráiler filmado por el videógrafo Héctor Torra, os dejará sin palabras.
Y mientras los invitados disfrutaban del exquisito catering del Real Balneario de Salinas, en bambalinas terminaban de ultimar los detalles de una de las puestas en escena más espectaculares de Ramiro Jofre en la finca familiar del novio.
Una boda tan cuidada como cercana y divertida. Y es verdad que hay cosas que no se pueden expresar con palabras, bastan las fotografías.
Cuando cayó la noche, todo estaba iluminado con bombillas blancas que se reflejaban en el techo y repleto de verdes y flores de El Taller de las flores de Madrid. «¡Apoteósica!», me dijo mi queridídima suegra Elena Menéndez – Abascal sobre la cena, a la que he podido ver en alguna fotografía. Toda la razón, para quedarse sin habla.
Tras la cena, llegó el momento del vals, mi favorito. Al principio del baile tocó el grupo del primo de Luis “The third floor” y los novios tuvieron el detalle de dedicar varias canciones para después comenzar a bailar can’t help falling in love adaptada a la versión vals.
Fue en este mismo instante donde Cristina decidió abrir los botones traseros de su vestido para dejar entrever el encaje que cubría su espalda.
Y comenzó la fiesta en una espectacular carpa decorada como un auténtico discotecón. Una zona más alta tipo chill out son sofás vintage y futbolines que no dejaron indiferentes a nadie.
No sé si os ha quedado la misma impresión que a mí. Pero por encima de todo, a pesar de que la decoración me ha dejado posivitivamente atónita, me quedo con las miradas y las sonrisas de Luis y Cristina.
¡Vivan los novios!
Un besote enorme, Ana.