No te pierdas esta bonita boda con vistas a la serranía madrileña celebrada en Finca La Tayada. ¡Te encantará!
Carolina y Gonzalo se conocieron en Madrid, compartiendo formación como coaches en la Escuela Europea de Coaching. Así es, el amor de tu vida puede aparecer en el momento menos previsible.
Decidieron casarse en la misma ciudad donde se conocieron, un bonito 17 de septiembre. Carolina se puso en manos de 2 grandes profesionales para dejarla resplandeciente: Beny Sanz para el maquillaje y Jesús de Paula para la peluquería.
Carolina escogió para su gran día una trenza deconstruida que luego aderezaría con su precioso regalo de pedida: una tiara de flores que combinaba tonos azules, dorados y blancos de Le Touquet.


Para su vestido de novia, se decantó por Sole Alonso, de la que tantas veces os he hablado. Como detalle especial, me quedo con las aplicaciones florales de los hombros que le aportaban un toque elegante que estilizaba mucho su fisionomía.

Para completar su look, Carolina escogió un ramo en forma bouquet integrado por hortensias azules y gypsophila blancas creado por Bukka Flores. Estaba claro que era una de esas novias tradicionales que apuestas por la famosa costumbre de «algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul» ya que multitud de detalles fueron en este color.

Tras los últimos retoques, los novios se dirigieron hacia la Finca La Tayada, donde tendría lugar tanto la ceremonia como la celebración.


Los novios llegaron con paso firme hacia el altar, decorado con un delicado arco de tul blanco y con las mismas hortensias que exhibía Carolina en el ramo. Y sin más dilación comenzó la ceremonia civil, y con ella las emociones.



Tras dedicarse unas palabras, los novios pronunciaron el ansiado «sí, quiero». Tan bonito como las fotos de Alan Photoestudio y el vídeo de ZSeventyFour. No hay más que ver la imagen del abrazo.



Tras tomar algunas instantáneas más con el campo como protagonista, los novios se dirigieron al salón para degustar una cena exquisita diseñada por Medems Catering, uno de los caterings más prestigiosos de España.


Y no podía cerrar el post sin nombrar a las verdaderas artífices que hicieron posible esta boda tan azul, The Big Day. Se encargaron de toda la decoración entre los que destacó un beer y cigar corner que fue el rincón preferido por todos los invitados.
Además, un candy bar de esos con los que a cualquier hora del día se te hace la boca agua. ¡Preciosa puesta en escena de My Cakes and Pops!
Mención a parte también para InvitArte, que siempre me sorprende positivamente con sus variados diseños personalizados para cada boda y estilo de novios.
Uno de los momentos más especiales de esta boda fue la entrega del ramo. En este aspecto, Carolina no fue nada tradicional y optó por entregárselo a su madre, fundiéndose en un emotivo abrazo.


Y por fin llegó el momento del baile, donde Carolina y Gonzalo disfrutaron de su momento más romántico. A falta de 1, se atrevieron con 3 bailes de estilos muy diferentes. Comenzaron con el Vals de las Flores, siguieron con un baile de Will y Carton, de la conocida serie El príncipe de Bell Air y terminaron con un charleston. ¡Ahí es nada!
Espero que te haya gustado esta boda en mitad de la naturaleza tanto como a mí.
Un besote, Ana.
La finca es una pasada y la boda por las fotografías parece preciosa. Pero por ejemplo habría utilizados algunas otras tonalidades para las fotos (sobre todo para los que solo son objetos)
Que bonita la decoración!!