Mi última pieza en Vogue –

Perfil polite copy

 

Vanessa Rosales

 

 

He tenido el privilegio de escribir en varias ocasiones sobre Carlos Polite, a quien considero una de las criaturas más brillantes de la moda colombiana actual. En Mayo de 2011, la revista Diners aceptó mi sugerencia de estamparlo osadamente en su portada.

Carlos posee varios elementos que generan en mi pensamiento oleadas de admiración. Como otros talentos resplandecientes de la moda, su origen es rotundamente provinciano pero su visión afiladamente universal. Creció entre mujeres, similar a Riccardo Tisci, en las vísceras de la intimidad femenina – Carlos en Ibagué, entre su madre y dos hermanas; Tisci en el sur de Italia, entre ochos hermanas y un aposento de encajes y crucifijos.

La materia prima del trabajo  de Polite descansa en el legado que forjó su madre a través de un pequeño atelier de ropa deportiva. Aquellos materiales recurrentes en la creación de ropa atlética son los mismos que hoy cobran forma escultural en pasarelas cargadas de siluetas contemporáneas, acentos de poesía y belleza punzante.

En varios sentidos, Carlos es un alquimista. En su obra se disuelve lo global y lo local; el presente y el pasado; la capacidad de recrear formas de moda relevantes y también atemporales. Y en su obra se refleja el espíritu de la moda colombiana actual. Una que, inevitablemente anclada en sus raíces, hilvana narrativas que puedan participar en esa enorme maquinaria de la moda global.

Por eso, también, el trabajo de Carlos ha evocado opiniones que reflejan también ciertos aspectos de la naturaleza colombiana. Críticas vaporosas y emponzoñadas que señalan que en su obra existe una tendencia al plagio y una carencia de originalidad. Comentarios de individuos del medio que, como en el resto del globo, utilizan los poderes vacíos y efímeros de Internet para viralizar tempestades de futilidad.

Los que tienen una noción maciza de la historia de la moda, saben bien que el asunto de la «originalidad» no es un pilar determinante de la moda contemporánea. El sistema en el que vivimos es impulsado por otros factores. La moda es una gran moda universal. La moda de hoy es libertina. Admite todos los estilos. Los ciclos de memoria son increíblemente cortos – el grunge y el minimalismo de los noventa están de regreso, escasamente veinte años después de su auge.

La moda de hoy es descentralizada y accesible. Los creadores de hoy no necesariamente innovan, ni tampoco se dedican únicamente a reciclar. Los creadores de hoy leen los tiempos en los que vivimos; tiempos ambiguos y contradictorios, tiempos en que todos «sabemos» de moda y participamos en ella, a través de nuestros teléfonos celulares, nuestras pantallas de Apple, nuestros dedos habituados a la pericia digital y nuestros ojos entrenados para imágenes fugaces y detallistas.

En el caso de Polite, es necesario ubicarlo dentro del contexto colombiano. Comprender lo que su obra representa para la moda en Colombia – con sus vertiginosos auges y movimientos. En ese contexto, Polite es uno de los pocos verdaderos diseñadores que posee el país. Sus siluetas sintonizan con las pasarelas globales, pero sus estampados narran las inquietudes personales de su momento actual. Sus materiales básicos provienen de su historia individual – de Ibagué, de ese atelier de ropa deportiva -, pero se extienden a formas sofisticadas, cargadas de matices y belleza visual. Sus colecciones narran y funden con armonía elementos disímiles que Carlos ha inventariado en sus viajes, sus lecturas, sus encuentros con el arte o con la vida individual.

Pequeña retrospectiva de esta feroz y sensible criatura que apenas levanta. Vogue, Octubre 2013

 

 

 

Polite Diners Mayo

Un comentario en “Mi última pieza en Vogue –

  1. Los creadores de hoy, leen los tiempos en los que vivimos. Wise mi Vane. Me encanta como interpretas siempre la actualidad tan punzante y en movimiento constante.

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