New York Fashion Week: Yigal Azrouël

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Fotografías para Vanguard: Matthew Pandolfe

Para el momento en que estas imágenes sean publicadas, la semana de la moda de Nueva York tendrá sabor a pasado. La mirada colectiva de los seguidores más dedicados de la moda estará entonces en Londres, en el festín de estilos estampados y confrontacionales que caracteriza el espíritu de la segunda gran ciudad en el circuito bianual de las semanas de la moda.

Para ese entonces, también, los seguidores dedicados de la moda habrán visto, a través de imágenes rápidas e hiperreales, todo lo que había que ver de New York Fashion Week: las editoras que al descender de sus carros negros se mueven entre desfile y desfile, los abrigos exquisitos de la temporada, los looks de las blogueras más notorias, las imágenes y los videos de los desfiles. Para ese entonces, el vértigo de imágenes ya nos habrá hecho sentir que experimentamos New York Fashion Week a primera mano.

Es cierto que la moda de hoy tiene dos características: es democrática y es descentralizada. Democrática porque lo que alguna vez fue un tema de muy pocos, hoy es accesible – ya sea a través de moda rápida o de lo que nos permiten ver las tecnologías digitales – para grandes porciones de personas. Descentralizada porque érase una vez cuando París era la única gran fuente de la moda y cuando, años después, eran cuatro las ciudades que valían realmente como centros de moda internacional: Nueva York, Londres, Milán y la capital de la Alta Costura. Pero en los últimos años, la moda se ha convertido en moda y esto tiene que ver con el hecho de que su lógica se ha regado a todas las áreas sociales.

Cuando la moda como la conocemos comenzó, en el siglo dieciocho, su rol era primordialmente separar a las clases sociales. Con la llegada del capitalismo industrial, la moda se volvió la encargada de trazar las diferencias entre hombres y mujeres. Su lógica esencial – la de buscar aquello que es nuevo, novedoso, y siempre mejor – cambió la forma cómo las personas se representaban a sí mismas. Nació la necesidad de afirmarse como una criatura individual y la moda era la forma más eficaz de expresarlo al mundo a través de mensajes visuales  e instantáneos.

Pero después de los años 60, con las revoluciones culturales, cuando la juventud se convirtió en máximo valor social y cuando el estilismo y el eclecticismo comenzaron a dominar el paisaje estético del globo, la lógica de la moda pasó a ocupar muchas más áreas de la sociedad. Con la ubicuidad de la televisión y con la llegada de Internet, comenzamos a habitar un mundo saturado por imágenes, dominado por imágenes de gran variedad, increíblemente instantáneas, de circulación permanente y altamente accesibles.

Por estos días, en mi encierro invernal, volcada a la difícil tarea de escribir una tesis académica en inglés, en Fashion Studies, he tenido pausas mínimas y entre ellas, tomé tiempo para asistir a algunos eventos de Fashion Week. La ciudad arde cuando el evento inicia. Por las calles, las personas interesadas en la materia se ven de repente más pulidas. Afuera de Lincoln Center hay una plétora de personajes completamente desconectados del evento, pero que están allí con sus adornos más excéntricos para ser fotografiados. En el entretanto, se ven a los que viven la alta industria desde adentro, con sus ensambles exquisitamente curados. Las imágenes de nuestras pantallas y nuestros celulares cobran vida en forma de mujeres jóvenes y bonitas que van vestidas en contra del clima helado para brillar.

La sensación que deja la semana de la moda de Nueva York es que sí, la moda es ciertamente mucho más democrática, especialmente si se le observa en su evolución histórica de los últimos años. Pero es mi teoría personal que este sentimiento de que estamos próximos a la moda y sus detalles tiene todo que ver con las imágenes y las ilusiones que propulsa el mundo digital. Para cuando estas palabras estén al aire, para cuando estas bellas imágenes, hechas especialmente por un brillante fotógrafo para Vanguard, sean contempladas por los ojos de los seguidores de la moda, todos habremos sentido que ya experimentamos New York Fashion Week. Ya habrán circulado las imágenes de street style respectivas – cuyo gran protagonista de hoy es Adam Katz de La21eme.

Tal vez en el fondo, sentimos tanta proximidad con la moda porque accedemos a ella con tanta facilidad a través de las imágenes. Y esas imágenes crean la ilusión de que lo que vemos es la realidad. Tal vez la moda de hoy se siente tan democrática porque la moda contemporánea se experimenta como imagen, digital, rápida, accesible e instantánea.

Vanessa Rosales

 

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