Era su vida un mundo caótico. Vivía a base de impulsos, premoniciones, palpitos y sobre todo disfrutando de cada momento, cogiéndolo y exprimiéndolo Pocas preocupaciones tenía, vivía entre sábanas de algodón, suelos de mármol y frescos en los altos techos. Pero a veces resulta imposible que esta vida ideal se desmorone, o al menos sufra un golpe rápido, seco y a gran velocidad, eso le ocurrió a Anastasia, su vida se vino abajo por las malas acciones que otros llevaron y lo peor, impotente por no poder hacer nada para remediarlo.
Sólo tenía una promesa de un futuro a corto plazo «Juntas en París» su abuela y ella, que al final, se demoro demasiado.
«La vida es una partida, el destino reparte y nosotros jugamos carta»