Y después de maquillarme y peinarme tocaba vestirse. Y tuve la suerte de que Cristina y Ángeles, de Navascués, estuvieran para ayudarme, me hizo muchísima ilusión.
Como veis, el vestido es bastante sencillo aunque tiene pequeños detalles. Cuando iba a las primeras pruebas no me lo imaginaba así pero a medida que pasaba el tiempo el vestido iba saliendo y al final, gracias a Cristina, el vestido se materializó. El diseño era de organza tundra blanca, con cuello a la caja, mangas farol y falda de capas, con bordados en hilo de seda sobre los que sobresalían unas flores de organza y de tul de color rosa en relieve.
Los zapatos sí fueron como me los imaginé desde el principio, rosas. Eran de Leie, me apasionan sus zapatos. Tienen una horma muy bonita y son comodísimos. Y como joyas unos pendientes muy especiales de Suárez y un anillo que me regalaron mis hermanos para el gran día.
El earcuff de Suárez tuvo su proceso de creación. Después de varias pruebas e ideas la estrella fugaz fue la opción elegida. El diseño es de Sandra Rojo, que sabía como sería mi vestido y coincidía conmigo en romper un poco su armonía. Era una estrella fugaz en forma de pendiente trepador earcuff, de la que nace otra estrella, ambas con dos zafiros rosas de Madagascar, y mezclan en su estela oro blanco y oro rosa con noventa y siete diamantes blancos y marrones. Y como pareja, otro pendiente en forma de estrella, en oro blanco, brillantes y un zafiro azul.
Adrián – no tan lejos de mí – también se preparaba para el gran día y lo hacía en muy buena compañía. Él iba de el Ganso de arriba a abajo, muy guapo. Hasta tal punto estaba cerca, que en un momento dado mientras yo bajaba las escaleras casi me pilla ya lista. Le vi corriendo sin camisa para no verme.
Tuve también a mis damas de honor, no podían faltar. Lo único que les pedí es que fueran de rosa, cómo no.
Fotos: Click10