Vuelve la balaclava, el controvertido pasamontañas para la nieve y el asfalto

Este accesorio de lana que deja los ojos al descubierto se ha impuesto en la montaña y a pie de calle gracias al empeño de diseñadores e 'influencers'

El pasamontañas ha pasado de ser un gorro de soldados, rebeldes y esquiadores a implantarse como la tendencia ‘ugly’ de la temporada para toda ‘fashionista’ atrevida que se precie. En un momento post-pandémico en el que nos hemos visto obligados a cubrir parte de nuestro rostro con mascarillas, parece que este controvertido accesorio ha encontrado el caldo de cultivo perfecto para germinar, por fin, tras varios años apareciendo de soslayo sobre la pasarela. También conocido como balaclava, es un diseño de punto que cubre la totalidad de la cabeza y el cuello, dejando tan solo el protagonismo a los ojos tras una escueta abertura.

Balaclavas o pasamontañas de Cashmere in Love
Cashmere in Love

Las tendencias actuales son envolventes y tienden a cubrir, a proteger. Responden, quizás, al momento en el que vivimos, a esa inclinación por buscar un refugio seguro dentro de un mundo incierto. Y la moda ofrece ese cobijo que muchos reclaman. De ahí la tendencia de zambullir el rostro en bufandas gigantes, de cubrirnos el pecho con dickeys de lana o defendernos del frío con inocentes capotas. Los pasamontañas o balaclavas son sus primos-hermanos, una especie de oveja negra de una familia de accesorios invernales que no siempre ha gozado de las mejores connotaciones históricas, políticas y culturales.

Balaclavas o pasamontañas de Kule
Kule

El origen del pasamontañas o balaclava

Las raíces de la balaclava se remontan a una de los enfrentamientos militares más conocidos de la historia militar. Significa, literalmente, “zona marítima”, y hace referencia al puerto de Sebastopol donde tuvo lugar la batalla de Crimea entre rusos e ingleses. Estos comenzaron a cubrir sus cabezas para protegerse de las gélidas temperaturas a las que no estaban acostumbrados y, más tarde, llegó a popularizarse adoptando el nombre de la región donde la llevaron. En la Edad Media siempre estuvo asociada a la figura del verdugo que ejecutaba las sentencias y en la edad contemporánea ha sido el escudo facial de ladrones, rebeldes y terroristas por su capacidad de anonimato.

Sin embargo, la balaclava no solo nos retrotrae a tiempos oscuros, sino que ha sido capaz de situarse en las altas esferas del glamour gracias a la figura de Jackie Kennedy. La eterna primera dama de Estados Unidos alzó el pasamontañas a la cúspide de las tendencias cuando se lo puso para esquiar en las montañas de Lauretian en 1968. Un modelo blanco de lana con bandas bicolor en la zona del cuello que aún hoy guardamos en la retina. Tanto es así que en este nuevo renacer ha sido uno de los pasamontañas más replicados, como podemos ver en firmas como Kule o Cashmere in Love. Ambos presumen de modelos rematados con un pompón prácticamente idénticos al de Jackie O´.

En la montaña y en la pasarela

Al igual que ella, los pasamontañas contemporáneos pasaron a usarse al aire libre y en deportes de montaña como esquí, snowboard o ciclismo para proteger la cara del frío y ayudar a mantener el calor. Los motoristas también suelen llevarlo por debajo del casco. Los que ya superan la treintena quizás también hayan llevado alguna balaclava en su más tierna infancia, acompañados de esos monos de colores chillones que tanto se estilaban en los 80´. Una muestra más de que en pleno siglo XXI, la industria de la moda se encuentra en su momento más nostálgico.

Balaclava o pasamontaña de Kule
Kule

Lejos de idear tendencias que miren al futuro, los diseñadores se afanan por reinventar, una y otra vez, iconos pasados cargados de recuerdos. Raf Simons fue uno de los pioneros que se atrevió a llevarlo a la pasarela ya en 2002, para reeditarlos constantemente en 2018 en adelante. Alessandro Michele, director creativo de Gucci, lleva ya años vistiendo a sus modelos con balaclavas que cubren la mayor parte de su rostro. El Vetements de Demna Gvasalia llegó a lanzarlo en su versión más cruda, en negro y a modo de verdugo.