Siempre está presente en nuestras cocinas… aprovechemos entonces todos sus beneficios y propiedades. Su alto contenido en ácidos grasos esenciales ayudan a restaurar los niveles naturales de humedad en la piel (proporcionándole una increíble hidratación), y su riqueza en vitaminas antioxidantes (en especial la vitamina E) ayudan a nutrir, regenerar y a suavizar la piel y cabello.
Para hidratar y darle brillo a nuestro rostro basta con aplicarnos por las noches unas gotitas de aceite de oliva, dando unos golpecitos para activar la circulación de la sangre y favorecer la absorción de la vitamina E. Poner especial atención en la zona de la frente, las mejillas y el mentón. Otra opción es mezclar una cucharada de aceite y una yema de huevo, lo dejamos actuar en el rostro durante 20′ y los retiramos con agua tibia. La piel quedará como nueva.
Para nutrir el cabello: Hacemos una mascarilla mezclando media taza de aceite de oliva con un poco de zumo de limón, 15′ después aclaramos y nuestro pelo estará brillante y sedoso.
Para exfoliar nuestro cuerpo y eliminar las células muertas (antes de aplicar el autobronceador…), mezclamos aceite de oliva con azúcar o con sal gorda y extendemos la mezcla por el cuerpo. Lo dejamos unos 10 minutos y retiramos el preparado con abundante agua fría, a ser posible a presión.
Perfecto para blanquearnos los dientes: Después del cepillado cogemos un trapo blanco y lo impregnamos de aceite de oliva. Frotamos los dientes y las encías con él y ¡voila nuestros dientes un poco más blancos!
Para tener unas uñas más fuertes: ponemos en un bol pequeñito aceite de oliva templado y metemos los dedos durante 15′. Tus uñas y cutículas te lo agradecerán…