Lo que esconde Lyon

De nuevo es viernes! Como broche de oro a esta semana os ofrezco un voyage à la française, os propongo descubrir la ciudad de Lyon, uno de mis lugares favoritos en el mundo y en el que tuve la suerte de poder vivir un verano. Feliz fin de semana!!

Mil Besos,

Laura

“Siento la sensación de vivir una experiencia inolvidable en una ciudad en la que todo es posible y sólo puede sentirse dejándose llevar, porque nunca se sabe lo que nos puede deparar la vida”.

Helena, estudiante española de Erasmus en Lyon

“Lyon es una ciudad multicultural en la que nos encontramos con gente procedente de todos los rincones del mundo y donde no hay tiempo para el aburrimiento”.

Julius, estudiante, Suecia

“Un lugar al que sin duda quiero volver”.

Carla, periodista, España

“Una ciudad preciosa, rica en historia y donde se puede gozar del calor en verano, del frío en invierno, y de la gente amable y acogedora”.

Sarah, profesora, Inglaterra.

Desconocida para la mayoría pero inolvidable para quienes la han visitado, Lyon es una ciudad que nunca deja de sorprender a quienes tiene el placer de visitarla.

Aterrizo en el aeropuerto de Saint Éxupery. Las condiciones climatológicas hacen que rápidamente me coloque mis guantes de lana comprados en París hace no sé muy bien cuántas temporadas y entre en la terminal. El aeropuerto recibe el nombre del autor de El Principito porque éste, además de ser escrito, practicaba también la aviación, pasión que le condujo a la muerte durante la Segunda Guerra Mundial.

A sólo una hora de avión de Barcelona y emplazada dos ríos, el Ródano y la Saona, se encuentra esta urbe francesa, una de las más antiguas de viejo continente. Prueba de ello son los anfiteatros romanos situados en lo alto de la “colina que reza”, donde también se encuentran la basílica de Nôtre-Dame de Fourvière y una Tour Eiffel de menor tamaño que la de París. Para visitar la colina de Fourvière es recomendable utilizar las dos líneas de funicular existentes, pero los más aventureros pueden probar la ascensión a pie, eso sí, la subida se hace larga, y más si el sol irradia impasible. El que avisa no es traidor.

En la “colina que trabaja”, más conocida como Croix-Rousse todavía es palpable el ambiente de los Canuts, artesanos de la seda, que dieron gloria y riqueza a la ciudad a partir del siglo XVI. Un metro cremallera, no apto para quienes padezcan de vértigos, te conduce hasta la cima de la colina.

Napoleón también dejó su huella en Lyon mandando construir la imponente Place Bellecour, presidida por una estatua del Emperador francés a caballo. Uno de los must por visitar de la ciudad.

Las horas negras de Lyon se encuentran acaso en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, cuando acogió a las tropas nazis, convirtiéndose en centro neurálgico de la ocupación, con sede de la Gestapo incluida, si bien no se logró doblegar a un importante bastión de la resistencia, dirigido por Jean Moulin que allí operaba.

La lista de personajes lioneses ilustres se hace interminable y la ciudad les rinde homenaje orgullosa en cada calle, en cada avenida, en cada edificio institucional, en cada estación de metro o tranvía. Desde los hermanos Lumière, inventores del cinematógrafo (cuya casa acredita que no vivieron en la austeridad), pasando por varios Premios Nobel hasta numerosos reputados deportistas de élite como Raymond Domenech, ex futbolista y ex seleccionador francés, Luis Fernández o Karim Benzema.

Podría seguir escribiendo durante horas sobre esta ciudad que se ha convertido ya en vieja conocida para mí. Sin embargo, veo necesario, llegados a este punto, dejar a un lado las explicaciones arquitectónicas e históricas sobre la ciudad que pueden ser fácilmente encontradas en guías de viaje o en Wikipedia, para hablar de la vida en Lyon.

Vivir allí es confuso pues mientras paseas por sus calles más ancestrales, vestigios de una floreciente época renacentista, experimentas la extraña sensación de encontrarte en otra época. Las fachadas, los adoquines, los comercios no se corresponden con los de una ciudad del siglo XXI y sin embargo, esta misma sensación de caminar por el pasado en tiempo presente te embriaga y te seduce de lleno.

Al caer la noche, todo cambia, y el Vieux Lyon se convierte en testigo presencial de la fête à la française. Tomamos el metro con destino Vieux Lyon, caminamos por unas calles que se hacen extrañas en la oscuridad, y de repente, en medio de una rue absolutamente desierta se aparece ante nosotros una puerta de madera bajo el letrero de “La caverne”. Pulsamos el timbre situado en el margen derecho de la puerta y de repente ésta se abre y un hombre entrado en años nos invita a mantener el silencio hasta haber entrado en el edificio. Comenzamos el descenso por unas escaleras iluminadas a media luz, y de pronto, se aparece ante nosotros una enorme bodega convertida en discoteca, atentamente vigilada por varias estatuas de vírgenes que controlan las diversas esquinas. El ambiente parece increíble teniendo en cuenta la ausencia de vida humana que reinaba en las calles. Esto es Lyon, y ha vuelto a sorprenderme.

Suenan las tres y La Caverne cierra sus puertas. La matinée nos torna aventureros y decidimos volver a casa en Vélov. Aún no me he despedido del Vieux Lyon y ya lo echo de menos. Así es Lyon, una villa que enamora, y yo no he sido una excepción.

Obligatorio: probar la tradicional y riquísima ensalada lyonesa y visitar el parque Tête d´Or, que no desilusionará ni a los más exigentes. También es altamente recomendable visitar la ciudad en la Fête des Lumières o la Fiesta de las Luces, celebrada en el mes de diciembre y en la que la villa gala es tomada por un festival de luz y color.

Prescindible: la visita del Museo Galo-Romano, ya que lo imponente son los anfiteatros romanos, abiertos al público sin necesidad de entrar en el museo; El Museo de la Resistencia y la Deportación, antigua sede de la Gestapo en Lyon, que si bien recoge un amplio abanico documental, tiene total dependencia de los documentos sonoros (que no se encuentran en español), lo que hace que la visita acabe resultando pesada

Nota: no confiar en los autobuses de esta ciudad. Su horario finaliza a las 21h. y el horario nocturno sólo funciona hasta las 24h.

Aquí más información turística de la ciudad de Lyon.

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